lunes, 21 de enero de 2013

Art. de Opinión

Hambriento de decencia, dignidad y moralidad

Viendo lo que pasa, escuchando lo que manifiestan algunos dirigentes políticos y analizando actitudes, se echa de menos más esfuerzo y voluntad real para solucionar los problemas y no limitarse a hablar de ellos.
El presidente del gobierno manifestó hace unos meses que una de las cinco principales líneas de trabajo era corregir el déficit público, a través de aumentar los ingresos con subida de impuestos, por un lado, y por otro, reducir el gasto. Y que corregir el déficit público es necesario para no perder credibilidad.
La credibilidad ya está por los suelos y para recuperarla también es necesaria una buena gestión. Buena, correcta y transparente. Y los vientos que soplan parecen ir en otra dirección. Se nos habla de malversaciones, abusos de poder, intereses personales, evasiones de impuestos… De las bolsas de basura de años atrás hemos pasado a los sobres. Y, presuntamente, todo en “B”.
¿Cómo se puede hablar de necesidad de acabar con la economía sumergida, al mismo tiempo que se suceden las noticias de pago en negro? Aquí ya se instaura el “sálvese quien pueda” mientras millones de ciudadanos están sin trabajo y ya en situación extrema. Ésta es una parte del país, la que todos saben, la transparente.  Y otra parte nos sitúa en la élite. Esa élite que se mueve en otros niveles y que llevan las riendas del país.
Ya está bien de evadir responsabilidades. Es muy fácil “jugar” cuando los problemas no nos afectan, cuando no se está en el paro, cuando se dispone de beneficios fiscales, cuando se tienen las espaldas cubiertas, cuando la crisis es cosa de otros. El mismo esfuerzo para hacer frente a la economía sumergida se debería aplicar para acabar con la evasión de impuestos.
Se sigue demostrando que existe una élite, intocable y soberbia, perfecta en dar la vuelta a la tortilla cuando se conocen sus trapos sucios para aparecer como víctimas. Si tengo el comedor de casa lleno de cabezas disecadas de animales, tal cual trofeos, no centro mi discurso en la prohibición de la caza. Si tengo las cabezas colgando en la pared, pueden pasar dos cosas: que he cazado animales, es decir, he matado animales, o bien que permito la práctica de la caza. Durante una entrevista radiofónica emitida hoy, se le ha preguntado a Mª Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, sobre las supuestas cuentas de Bárcenas en Suiza. Cospedal dudaba de la posibilidad de que un partido se financie con el dinero que una persona pueda tener en Suiza.
Sea lo que sea, las actitudes mantenidas ante esas noticias no reflejan decencia, ni dignidad, ni moralidad.

domingo, 20 de enero de 2013

Busco relación laboral

Sí, busco relación laboral. En el ámbito profesional estoy libre. Ésta es mi presentación, sigue el enlace.

http://prezi.com/fdpul0lokrdq/cv/


Sueño de sol

 La luz de la mañana se colaba en su habitación a través del ventanal por el que se podían ver las flores del jardín. Era un dia nublado. Un dia más sin ver el sol. Pocas veces se mostraba y el color gris inundaba toda la ciudad.
Viento, frio, aceras cubiertas por las hojas que formaban un manto uniforme sin posibilidad de ver el asfalto. La imagen le sorprendió; no porque fuera única sino porque prácticamente era la imagen que dia tras dia ofrecía la ciudad. Frio descarado ante un sol tímido que parecía no salir nunca de casa, estuviera donde estuviera. Algunas mañanas le invadían las ganas de salir y preguntar por la dirección:
-“Perdone, ¿podría indicarme donde se encuentra la casa del sol?”. Estaba decidido a visitarla.
-“Vive lejos, muy lejos. Tan lejos que le será muy difícil llegar”, le respondían.
Y tan difícil que era imposible.
Calentó un poco de agua, sacó la caja del té del armario y se preparó una infusión mientras pensaba cómo diablos podría llegar al hogar del añorado sol.
-¿Por qué me abandonas?, pensaba mientras añadía una cucharada de azúcar al té.
Quizá mañana se decida a mostrarse, aunque las esperanzas se perdían por el camino. No le importaba cuánto tiempo tendría que caminar para llegar a la luz, al calor, para sentir esa agradable sensación que sólo el sol sabía producirle. Le había abandonado, sí, pero no se lo tendría en cuenta porque sabía que tarde o temprano tendría que prestar sus rayos a los árboles del parque, a las plantas de los jardines, acariciarlos suavemente.
En algunas ocasiones sólo obtenía una respuesta cuando preguntaba por él, cuando preguntaba si alguien le había visto.
-“From time to time”. Ésa era la respuesta que le daban todos aquellos a los que preguntaba.
Se acabó el té antes de que se enfriara mientras oía el viento colarse por el agujero de la chimenea. También le preguntó a él, al viento, si lo había visto, si había oído algo sobre él. Pero no le respondió y siguió soplando.
La noche empezaba a caer y sabía que sería otro día sin él. Tal vez mañana habría más suerte y el sol llamaría a su puerta. ¿Esperanza? Toda la del mundo, aunque ese día ya no había nada que hacer.
Decidió irse a la cama con Óscar Wilde y los deseos de “The Picture of Dorian Gray”. No tardó en cerrar los ojos. Sin darse cuenta, notó un calor intenso. Se dio media vuelta y ahí estaba, mirándole, sonriendo. Brillaba con tal intensidad que le cegaba, aunque lo sentía por todo su cuerpo. Unos segundos más tarde se levantó. Miró por la ventana y el cielo estaba cubierto de nubes.
Sí. Vió el sol, lo sintió, lo abrazó. Pero todo se desvaneció cuando abrió los ojos y despertó del sueño.